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Follandome a Mi Jefe

Como director de marketing de mi empresa todos los meses debo ir un par de días a París para reuniones con los diferentes directores regionales de la gran multinacional a la que pertenezco. Normalmente estos viajes son aburrimos, de reunión en reunión y teniendo que mantener las formas y aguantando a gente a la que no soporto. Este mes, unos días antes de mi viaje mensual, mi jefe me llamo a mi despacho para decirme que en esta ocasión iríamos juntos a París, ya que tenia varios asuntos que discutir en la central y así podía aprovechar para ver la presentación que tenia que hacer. La verdad es que me cayó como un jarro de agua fría, si ya me apetecía poco el viaje, la idea de tener que aguantar a mi jefe también no lo mejoraba. Mi jefe era un hombre de unos 48 años, bastante atractivo debo decir. Se notaba que hacia ejercicio y su 1,95 de altura, sus grandes hombros y sus facciones fuertes le dotaban de un aire muy masculino. En alguna junta mientras el explicaba lo bien que iban las ventas del trimestre yo me dedicaba a escrudiñar su duro culo, y el bulto que se le marcaba en los apretados pantalones de su traje. Pero aunque era bastante atractivo también era bastante serio, y duro como jefe. Siempre se dedicaba a desprestigiar el trabajo de los demás y menospreciar a todo el mundo, así que pasar dos días con el me parecían una pesadilla. Después de trabajar salimos hacia el aeropuerto a coger el avión, yo quería dormir durante el viaje pero a el le pareció mucho mejor repasar la presentación y poner mil y una pega a mi trabajo. Cuando llegamos a París llovía a mares, y hacia un frío infernal. Cogimos un taxi y fuimos directos al hotel. En recepción una simpática señorita nos comunico que solamente se había reservado una habitación a nuestro nombre, y que no había mas habitaciones. A mi jefe le pareció muy divertido, pero a mí me dieron ganas de pegarme un tiro. Por lo menos la habitación era de gran tamaño, con un gran ventanal con vistas a Montmartre y Sacré Coeur. Bajamos al restaurante del hotel a cenar algo rápido y volvimos a la habitación. Deshice rápidamente la maleta, cogí el pijama y el cepillo de dientes y me fui al baño. Al volver a la habitación ya con el pijama y la ropa en la mano me encontré a mi jefe en medio de la habitación. Me quedé mirándolo sin decir nada, allí estaba él, desnudo frente a mí, con las piernas algo separadas y las manos en las caderas. Su rostro con una gran sonrisa, su torso peludo y masculino, sus piernas fuertes y bien torneadas y una polla que colgaba como un badajo, gruesa y larga a pesar de no encontrarse en erección, junto con sus huevos gordos y repletos de lefa. -¿No te importa que duerma así, verdad? .- Preguntó con una sonrisa picara. La verdad era que no me importaba en absoluto pero me pillo tan de sorpresa que no supe ni contestar. - Y tú, ¿Vas a dormir con ese pijama? Hace mucho calor aquí ¿No crees? Mi verga ya presionaba con fuerza la fina tela del pantalón. Y sin responder me desprendí de mi ropa quedando frente a él mostrando sin disimulo mi polla erecta. Se acercó hacia mí hasta que la punta de mi sexo rozó su vientre. -¿No sabía que te pusiera tan cachondo?. – Susurro en mi oído, mientras que con sus manos me cogía por mis caderas y me apretaba contra su cuerpo. - Ni yo sabía que estaban tan bueno. – Respondí, con un cierto aire de provocación. Me apretó mas contra su cuerpo y pude notar como su polla iba endureciendo al contacto de la mía, ya totalmente húmeda de precum. Nos besamos con pasión, nuestras lenguas se unían, jugaban, nos mordíamos, mientras nuestras manos recorrían el cuerpo del otro. Me lamió las orejas, el cuello, los pezones y fue bajando poco a poco besando lentamente cada rincón de mi cuerpo mientras se arrodillaba ante mi polla que estaba durísima. Desde abajo me miró fijamente a los ojos, pasó su áspera lengua por mi hipersensible capullo brillante y húmedo de precum para después hundirla en su boca haciéndola deslizarse entre sus labios una y otra vez. La sacó de su boca dejando un hilo de saliva espesa entre sus labios y mi la punta del glande y la aproximó de nuevo a su boca manteniendo la lengua fuera. Le agarre fuerte de la nuca y me dedique a follarle con ganas la boca. Aquella mamada estaba siendo muy intensa, cada vez sentía más deseos de correrme, pero cuando mi polla estaba a punto la sacaba y él se dedicaba a darme una fuerte chupada en los huevos me volvía a relajar, mientras él se pajeaba su enorme pollon. Le ayude a ponerse de pie y volvimos a morrearnos, sentía el sabor salado de mi polla en sus labios y me ponía cachondisimo. Le tire contra la cama y me dedique a lamer cada centímetro de su piel, mientras el gemía sin parar mientras sus músculos se comprimían bajo mis caricias. Me lance hacia su enorme polla y me dedique a engullirla con ansia, me encantaba notar como llegaba al final de mi garganta y la sentía palpitar en mi boca.

Lleve un dedo a mi boca y lo lleve hasta su culo apretado y peludo. El dedo ensalibado y mojado entro suavemente. Mientras exploraba su ojete lamia sus huevos haciendo que se retorciera de placer. Me tenia tan cachondo que escupí en su culo, jugué un poco con mi lengua para terminar de lubricarle por que no podía esperar a follarmelo. Coloque sus fornidas piernas sobre mis hombros para tenerlo bien abierto, coloque mi polla contra su culo y la frote unas cuantas veces para dejar todo mi precum y que ayudase a lubricarle. El me miraba con lujuria en sus ojos, mordiéndose el labio y jugando con sus pezones.

Cuándo note que el capullo había pasado el esfínter fui poco a poco metiéndole milímetro a milímetro notaba como mi verga crecía y vibraba a cada nuevo avance, hasta notar mis huevos golpeando la entrada de su culo, el gemía con fuerza y seguía retorciendo sus pezones. - Follame con fuerza y besame, cabron! Me tenia loco, y comencé a follarmelo fuerte y duro, levantando su culo con ambas manos para poder metersela cada vez mas profundo. Mientas nuestros pechos se rozaban y mordía su boca, su cuello... creo que nunca en mi vida había estado tan cachondo. -Ayyyyyy, …me corrrooo, … joder, … me corrro yayy ayyyyyy. Empezó a gritar mientras su esfinter empezó a contraer y apretar mi polla de tal forma que empece a descargar un lefazo tras otro en su interior.

Me deje caer sobre su pecho totalmente sumido en un intenso placer. Sus dedos me acariciaban el pelo y así nos quedamos dormidos.

El resto del viaje es otra historia que os iré contando

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